Hoteles artísticos
Hay momentos en que el arte define el diseño de un hotel…
Cuadros, dibujos y telas refinadas recubren las paredes… Muchos de los hoteles boutique, que se han multiplicado en la capital, se han dotado de una imagen original: son hoteles en los que el arte ocupa un lugar predominante.

Algunos de estos hoteles no son sólo alojamientos: son auténticas obras de arte. Frescos, telas con motivos exclusivos, mobiliario a medida, croquis decorativos… El arte es el elemento central en torno al cual se organiza todo el diseño.
«Como en el ámbito de la alta costura, donde la armonía es el resultado de un abanico de inspiraciones, donde la tendencia de nuestro tiempo se nutre del pasado, donde la modernidad vive la tradición del presente...». Christian Lacroix adaptó el universo de la alta costura al universo hotelero para redecorar el Hôtel du Petit Moulin. Telas murales, revestimientos y motivos estampados adornan las 17 habitaciones y proporcionan a cada una de ellas una identidad propia: 17 visiones distintas del barrio del Marais.
En el hotel Le Crayon, la joven decoradora Julie Gauthron aprovechó su pasión por el dibujo y por las antigüedades para crear el interior del establecimiento. Cada una de las 26 habitaciones tiene un carácter único y está amueblada con piezas compradas en mercadillos o redecoradas. La gran originalidad de este hotel boutique reside en la diversidad de estilos y colores que visten los distintos ambientes y lo convierten en un verdadero patchwork. ¿La habitación más insólita? ¡«Exquise Esquisse»!, cuyos muros están cubiertos de dibujos realizados por los hijos de la decoradora…
Hôtel Notre-Dame

Si hay una vista de París que rivaliza en belleza con la de los Campos Elíseos, la Torre Eiffel y las Tuillerías, es sin duda la de la catedral Notre Dame y el Sena. El hotel Notre-Dame nos propone precisamente un panorama sobrecogedor de la catedral parisina. La decoración de este hotel boutique situado en un edificio de más de 400 años de historia contó con la creatividad del modisto francés Christian Lacroix. El interior reboza de colores vivos, el mobiliario se viste de telas preciosas y unos espléndidos papeles pintados realzan las paredes. En las 26 habitaciones del hotel, al terciopelo azul Francia, el mármol, la pizarra, la piedra y las vigas de época, se suma una moqueta que imita los adoquines de las calles medievales. Toda la elegancia neoclásica unida al espíritu de la alta costura.
Bellechasse

Si hay una vista de París que rivaliza en belleza con la de los Campos Elíseos, la Torre Eiffel y las Tuillerías, es sin duda la de la catedral Notre Dame y el Sena. El hotel Notre-Dame nos propone precisamente un panorama sobrecogedor de la catedral parisina. La decoración de este hotel boutique situado en un edificio de más de 400 años de historia contó con la creatividad del modisto francés Christian Lacroix. El interior reboza de colores vivos, el mobiliario se viste de telas preciosas y unos espléndidos papeles pintados realzan las paredes. En las 26 habitaciones del hotel, al terciopelo azul Francia, el mármol, la pizarra, la piedra y las vigas de época, se suma una moqueta que imita los adoquines de las calles medievales. Toda la elegancia neoclásica unida al espíritu de la alta costura.